El alcohol y el mundo del cine han estado siempre muy unidos. No hay película de Woody Allen donde no se descorche un buen vino en un piso del Upper East Side de Manhattan y no podemos imaginar a Bogart en Casablanca sin un vaso de Whiskey. En el caso de nuestra bebida favorita, el Vermut, quizás cuesta más encontrar ejemplos, pero hay bastantes y muy buenos. 

Os dejamos algunos casos en los que el vermut ha marcado el guión.

Con faldas y a lo loco (1959)

Marilyn Monroe viaja a bordo de un tren y, cómo no, monta una pequeña fiesta en uno de los vagones. De repente, cuando la cosa está ya encendida, a Sugar (así se llama el personaje al que da vida) decide que unos Manhattans es justo lo que falta para que ese tren despegue. Como no hay cocktelera, las chicas usan una bolsa de agua caliente para mezclar ginebra y vermut; el resto es historia.

Este título del gran Billy Wilder, una combinación modernísima de gánsteres y travestismo con Marilyn Monroe, Tony Curtis y Jack Lemmon es, para muchos críticos, La Comedia Perfecta.

Un estudio publicado por la revista Medical Journal of Australia, asegura que James Bond sufre alcoholismo crónico; el espía bebe 109 veces en cada una de las 24 películas oficiales de la franquicia.

Marilyn, que escribió una carta a billy Wilder suplicándoles participar en el rodaje, usó todo el dinero que hizo con esta película (que no fue poco) para pagar su costosísimo divorcio con(tra) Arthur Miller. En palabras de su director “El papel de Sugar (Marilyn) era el más flojo de todos, por lo que necesitaba a la más grande”. 

Frank Sinatra, sin embargo, nunca apareció a la reunión que tenía programada con Wilder. 

Goldfinger (1964)

Si quieres ver a James pidiendo un Vodka con Martini mezclado, pero no agitado, puedes acudir a cualquiera de los títulos de su filmografía, pero no es hasta Goldfinger (1964) cuando Bond lo dice por primera vez. La famosa frase se acuñó originalmente en la novela “Un diamante es para siempre” y se grabó por primera vez delante de una cámara en “El Agente 007 contra el Dr. No” (1962), pero en esta primera ocasión no la dijo Bond, sino el propio Doctor No.

Parece que a James le gustó la extraña mezcla (el cocktail clásico es con Ginebra) que el Doctor No le ofreció, y desde entonces no ha dejado de beberlos en casi todos los títulos rodados hasta la fecha.

Tanto es así que, según un estudio publicado por la revista Medical Journal of Australia, asegura que James Bond sufre alcoholismo crónico; El espía bebe 109 veces en cada una de las 24 películas oficiales de la franquicia. Esto hace un promedio de 4,5 bebidas o tragos en cada película. Intenta salvar el mundo con ese nivel de alcohol en sangre. Te retamos.

Atrapado en el tiempo (1993)

Nunca nadie ha bebido tanto vermut durante tantos días seguidos como Bill Murray y Andie MacDowell en “Atrapado en el tiempo”. Y es que, todos los días, Bill la intentaba enamorar endulzando esta conquista con este sencillo pero delicioso cocktail. “Siempre me hace pensar en Roma; en la manera en la que los rayos del sol iluminan sus edificios al caer la tarde”.

Este cocktail compuesto de vermut, hielo y piel de naranja, es una puesta de sol en sí mismo.

 

Entre copas (2004)

¿Cómo? ¿Entrecopas? Pues sí. No olvidemos nunca que el vermut se hace a partir de vino blanco vino (en nuestro caso, vino de Jerez)  y hierbas como la angélica, el anís estrellado, el díctamo y por supuesto el ajenjo que da nombre a esta bebida. Pero vino. Y es que este roadtrip californiano con tintes franceses y Woodyallenescos es una oda al disfrute del vino y, sobretodo, al buen gusto.

 

Aunque no hable de vermut en concreto, si eres un amante de esta bebida, tienes que ver esta tragicomedia que te va a hacer salivar durante todo el metraje.  Cuentan que, cuando se estrenó, eran muchos los acomodadores que encontraban botellas de buenos vinos vacías cuando recogían la sala. Ya sabes: esta maravilla se disfruta más, si cabe, con un buen vino (o vermut) en la mano.

Eva al desnudo (1950)

Aunque vendiésemos alpargatas te recomendaríamos ver este peliculón protagonizada por la gran Bette Davis que muchos consideran el mejor papel de su carrera. Ambientada en en Hollywood de los 50´s, esta obra maestra divertidísima e inolvidable, habla sobre la vanidad, la decadencia y la ambición de una estrella que ya sabe que se le está apagando la luz.

Los Ángeles, en esa época, estaba regado de fiestas interminables y alcohol. Por eso no es coincidencia que Margo Channing, (Eva) tuviese un cocktail preferido. Este era el Gibson (vermut y ginebra  con una cebolleta). El suyo y el de medio Hollywood por aquella época.

Para la historia, la frase mítica que Margo dice nada más darle un trago a su Gibson: ‘Abróchense los cinturones, va a ser una noche agitada’.