En nuestra opinión, familiarizarse con el concepto de artesanía es indispensable para comprender no solo el valor de las extraordinarias habilidades que se precisan para elaborar lo que estos profesionales elaboran, sino también la carga cognitiva que estas labores (manuales) implican. Los artesanos llevan milenios siendo portadores de la cultura cotidiana asociada a sus comunidades a través de su arte. Desde una simple y rudimentaria cuchara de madera hasta la sofisticación y pericia que puede percibirse en las armas, la ropa lujosa o el arte ornamental, elementos que una vez fueron parte de la vida diaria tienen ahora un valor incalculable y probablemente forman parte de insólitas colecciones. Las tradiciones transmitidas a las siguientes generaciones por estos maestros —sumado a la aparición incesante de nuevas tecnologías y técnicas— impulsan el progreso a la vez que conservan la identidad y el sentido de un lugar. ¡Los artesanos son un colectivo crucial para el éxito de una sociedad!

Tiempo de lectura: 9 Minutos

Fecha: 08/05/2023

Categoría: Blog

It’s that time of year again, when the cold starts to break and warmer weather gradually begins to grace us with its presence.As the seasons change, we often seek out and welcome food and drink that reflects our surroundings.When things start to heat up, our desire for beverages that quench our thirst and cool us off grows exponentially with the increase in temperature.In a world filled with slushies and punches, there is one classic cocktail that has been helping us usher in Spring and Summer for centuries: Sangria

<strong>Tiempo de lectura:</strong> 6 Minutos<strong>Autor:</strong> Steven Dragun<strong>Fecha:</strong> 03/24/2023<strong>Categoría:</strong> Cócteles

Nuestra historia tiene un sinfín de ejemplos de profesiones que desaparecen y nunca regresan. A menudo, estas deplorables pérdidas también socavan la propiedad intelectual de esas civilizaciones y sus tradiciones. Este es, precisamente, el motivo por el que en Jerez damos una importancia inmensa a los almacenistas y a sus inestimables contribuciones al legado vinícola con el que cuenta todavía la región.

Pero ¿qué es un almacenista? El término en sí (la definición legal es «Bodega de Crianza y Almacenado») alude a la actividad que estos productores específicos han desarrollado durante décadas: artesanos dedicados a la crianza de vinos en el Marco de Jerez. Compañías pequeñas, artesanas, familiares, dirigidas por personalidades destacadas… y orgullosas depositarias de algunos de los mejores vinos que se pueden encontrar en toda la denominación de origen. Para apreciar totalmente la singularidad de los vinos de Jerez, uno debe, primero, conocer el largo y relevante papel de los almacenistas en el Triángulo. Con este fin, nuestro curso de certificación en estos aclamados vinos, el CSWS®, aborda esta cuestión de manera exhaustiva.

Compañías pequeñas, artesanas, familiares, dirigidas por personalidades destacadas… y orgullosas depositarias de algunos de los mejores vinos que se pueden encontrar en toda la denominación de origen

¿Cómo se clasifica oficialmente a los productores almacenistas? Su naturaleza es compleja y está sujeta a las decisiones personales de los propietarios, a partir de, por ejemplo, tradiciones familiares o límites efectivos de capacidad; algunos eligen realizar un amplio espectro de modelos de negocio. Unos pueden contar con viñedos y producir vinos usando únicamente sus propias uvas, envejecerlos a voluntad y luego venderlo a granel en sus instalaciones, mientras que otros pueden mantener sus existencias comprando vinos jóvenes a grandes productores de vino base (como las cooperativas), para vender, unos años más tarde, sus vinos criados a una (o varias) Bodega de Crianza y Expedición. Cuentan con muchas posibilidades, y hay un aspecto «personal» que podría haber determinado el alcance de su actividad en un momento dado de la historia. Además, algunos factores de peso, tales como sus rasgos históricos, productivos y geográficos, pueden tener la capacidad de alterar la actividad general de este tipo singular de bodegas.

Su naturaleza es compleja y está sujeta a las decisiones personales de los propietarios, a partir de, por ejemplo, tradiciones familiares, o límites efectivos de capacidad

Tristemente, en tiempos pasados, debido a una multitud de acontecimientos sociales, económicos y técnicos, estos custodios de existencias afrontaron grandes desafíos que acabaron por reducir su relevancia general, delegándolos a una posición secundaria —muy por debajo de las majestuosas Bodegas de Crianza y Expedición— o, aun peor, relegándolos a una especie de universo paralelo en el que reciben poca o ninguna atención por parte de las personas de fuera. Según las palabras que dijo, hace unos años, una experta en la materia, Sarah Jane Evans MW, «Es difícil encontrar un almacenista. Sus bodegas están escondidas tras puertas anónimas en las ciudades del jerez. Podrías pasar por delante y no darte cuenta de que están ahí».

«Es difícil encontrar un almacenista. Sus bodegas están escondidas tras puertas anónimas en las ciudades del jerez. Podrías pasar por delante y no darte cuenta de que están ahí». Sarah Jane Evans MW. Crédito de la imagen: Eduardo Pereiras

EL PAPEL DE LOS ALMACENISTAS A LO LARGO DE LOS SIGLOS: CÓMO HA CAMBIADO SU FUNCIÓN

Sin embargo, según la evidencia arqueológica, los almacenistas disfrutaban de una posición mucho más relevante en el pasado. Al igual que Jerez, ellos también pasaron por una multitud de acontecimientos a lo largo de los siglos, algunos de ellos muy tumultuosos, por decirlo suavemente. Aunque el momento exacto de su aparición no está claro, debido a su esencia, siempre en evolución, y a su adaptabilidad, sabemos que fueron una fuerza clave de la industria local durante muchas décadas, y su aspecto artesanal ha llegado hasta nuestros tiempos. Su declive comenzó a fraguarse a finales del siglo XIX.

A mediados de dicho siglo, había tres organizaciones distintas dedicadas a algunos de los procesos, desde el cultivo de la uva hasta la elaboración de vino y su venta: los cosecheros (cultivadores), almacenistas (productores y bodegueros) y extractores (comerciantes). Los primeros se centraban en atender los viñedos y cultivar y cosechar la uva. Los segundos se ocupaban de vinificar las uvas y envejecer los vinos durante hasta una década, o incluso más. El tercer grupo era responsable del marketing, las ventas y el transporte (marítimo) de los vinos que producían los otros dos.

Cosecheros, almacenistas y extractores determinaron la región durante décadas.

A lo largo de esas épocas, el cultivo de uva parecía conservar una cierta estabilidad. Por otro lado, como hemos explicado en un artículo anterior, titulado «¿Cómo se realiza la crianza del jerez?», el método predominante de crianza en esa época, el de la añada, comenzó a cambiarse por el que actualmente está más extendido, el sistema de criaderas y solera, un sistema dinámico de crianza concebido para obtener eficazmente vinos con una mayor uniformidad. Esto, sumado a la invención de los vinos criados bajo velo de flor a inicios de la segunda mitad del siglo, permitió a los extractores empezar a envejecer sus propios vinos, lo cual puso una presión enorme sobre los almacenistas, que estaban acostumbrados a proporcionar toda la producción de vino a los comerciantes, que fueron restructurándose para tomar el control del proceso de elaboración del vino en su integridad. A medida que crecían las exportaciones de vinos más jóvenes, el poder de los almacenistas se vio menguado. Acostumbrados a la producción de vino siguiendo el método, más «sencillo», de la añada, muchos no pudieron asumir los elevados costes que resultaban cruciales para establecer un sistema de solera. Poco a poco, entre esa época y 1863, fueron perdiendo la mayor parte de su presencia en el mercado.

A pesar de este cambio dramático, y de la consiguiente reducción del número de almacenistas en la región, estos extraordinarios luchadores siguieron activos, y hoy —gracias, en parte, al carácter visionario de Lustau— todavía representan la primera línea, en valores y estándares de calidad, de la denominación.

Los almacenistas aún representan la primera línea, en valores y estándares de calidad, de la denominación. También brindan algunas de las imágenes más icónicas de la región, como vemos en este ejemplo

EL PAPEL ACTUAL DE LOS ALMACENISTAS EN LA REGIÓN

A pesar de su menor influencia en la actualidad, el impacto en los resultados anuales del proceso global de producción de vino que los almacenistas aún conservan es, una vez más, importante. Hoy en día, la vanguardia de la estructura comercial de Jerez se divide entre dos actores, cada uno con su función y sus deberes, bien definidos, que los impulsan a apoyarse mutuamente: los exportadores/bodegas y los almacenistas, mucho menos numerosos. De acuerdo con las normas aún vigentes, todos ellos están situados en los municipios de Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María o Sanlúcar de Barrameda, y se les permite producir vinos bajo las dos DD. OO. —«Jerez-Xérès-Sherry» y «Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda»—, aunque con derechos y capacidades ligeramente distintos. Los primeros (que deben tener un mínimo de existencias permanentes de 2500 hectolitros) pueden producir y envejecer vino bajo sus propias marcas —incluyendo la venta de vino embotellado—. Los segundos (que requieren solo 500 hectolitros de inventario) también pueden producir y envejecer, pero no pueden vender vino embotellado (para su exportación). Por tanto, los almacenistas tienen únicamente dos opciones: o venden vino a granel a los lugareños, o usan sus existencias para proporcionar un amplio suministro a los exportadores/bodegas. Esta última opción es una consecuencia orgánica de la estructura comercial interna de Jerez, año tras año.

Almacenistas y exportadores

En 2021, diecisiete bodegas estaban formalmente registradas como Bodegas de Crianza y Almacenado, la mayoría de ellas en el municipio de Jerez de la Frontera. Algunas actúan realmente como «compañías hermanas» de grandes bodegas exportadoras —reservando todas sus existencias exclusivamente para sus socios de negocio—, por lo que, de hecho, el número real es aun menor. En esta pequeña familia, hay nombres que llevan colaborando con Lustau muchos años. Desde los 1980, Lustau ha dado protagonismo a un volumen considerable de jereces limitados, criados por diversos almacenistas de toda la región. Nuestro compromiso siempre ha sido comercializar estos vinos manteniendo plenamente su carácter —sin intervenir en ellos—, mostrando la huella de la persona que ha estado a cargo de su elaboración durante tantos años, décadas, en algunos casos. Mucho tiempo ha pasado desde la primera saca en 1986, y los frecuentes embotellados han dado a estos vinos la oportunidad de viajar a territorios muy lejanos de sus bodegas de crianza. Como la experta Sarah Jane Evans MW sugería en las frases anteriormente citadas, el mundo estaba descubriendo los tesoros regionales más secretos, escondidos y anónimos. Los nombres de las personas responsables de una labor generacional tan importante, así como sus productos, de calidad superior, han salido, por fin, a la luz.

Desde la década de 1980, Lustau ha dado protagonismo a un volumen considerable de jereces limitados, criados por diversos almacenistas de toda la región

La idea de la gama Lustau Almacenista se basa en alianzas fuertes entre Lustau y las pequeñas bodegas involucradas en el proyecto. La sintonía mutua y convicciones compartidas —así como los comentarios constructivos del equipo de Lustau, encabezado actualmente por Sergio Martínez, enólogo jefe— determinará el carácter, calidad y variedad de perfiles expresados por la categoría de vinos. En este momento, la gama incluye ocho vinos envejecidos por cinco productores, aunque muchos otros almacenistas han participado en la iniciativa en algún momento del pasado.

Ángel Zamorano Amontillado de Jerez 1/20 Ángel Zamorano
Ángel Zamorano Oloroso 1/16, Ángel Zamorano
Cayetano del Pino Palo Cortado Cayetano del Pino
José de la Cuesta Fino de El Puerto 1/183, José de la Cuesta
José Luis González Obregón Amontillado de El Puerto 1/10, González Obregón
José Luis González Obregón Fino de El Puerto 1/143, González Obregón
José Luis González Obregón Oloroso de El Puerto 1/110, González Obregón
Juan García Jarana Amontillado de Jerez 1/51, Juan García Jarana
Juan García Jarana Oloroso Pata de Gallina 1/38, Juan García Jarana
Manuel Cuevas Jurado Manzanilla Amontillada 1/21, Manuel Cuevas Jurado
Manuel Cuevas Jurado Manzanilla Pasada 1/80, Manuel Cuevas Jurado
Manuel Cuevas Jurado Manzanilla Olorosa 1/39, Manuel Cuevas Jurado
María Luisa Coveñas Dos Cortados, María Luisa Coveñas
Miguel Fontádez Florido Amontillado de Jerez 1/30, Miguel Fontádez Florido
Miguel Fontádez Florido Amontillado Fino de Jerez 1/47, Miguel Fontádez Florido
Miguel Fontádez Florido Oloroso de Jerez 1/2, Miguel Fontádez Florido
Piaget Amontillado Fino 1/75, Piaget
Pilar Aranda Amontillado Fino de Jerez 1/16, Pilar Aranda
Pilar Aranda Oloroso Añada 1918, Pilar Aranda
Pilar Aranda Oloroso Añada 1930, Pilar Aranda
R. Benítez Girón Amontillado de Jerez 1/2, R. Benítez Girón
R. Benítez Girón Oloroso 1/3, R. Benítez Girón
R. Farfante Dos Cortados 1/2, R. Farfante
Vides Palo Cortado 1/50, Vides
Viuda de A. Borrego Oloroso 1/138, Viuda de A. Borrego

Algunos de los nombres en la anterior lista siguen teniendo un papel activo en la propuesta de Lustau Almacenista; otros, desafortunadamente, han desaparecido para siempre. Y un tercer grupo, siguiendo lo que hizo Lustau en los años 50, ha decidido realizar la transición hacia una Bodega de Crianza y Expedición mediante la comercialización gradual de vinos bajo sus propias marcas. No hay ninguna duda de que todos los almacenistas que figuran en la lista han aportado su trabajo y su experiencia, contribuyendo enormemente al éxito y la expansión de la casa Lustau y, lo que es aun más importante, difundiendo estas joyas líquidas tan poco frecuentes.

Manuel Cuevas Jurado: Manuel Cuevas Jurado era un importante minorista de alimentación en Sanlúcar de Barrameda que empezó una carrera como viticultor en 1950, iniciando cuatro generaciones de viñedos a cargo de su familia. Tras la muerte de Manuel Cuevas Jurado, su hijo y sus nietos han continuado el negocio en memoria de su fundador.

Lustau Almacenista Manuel Cuevas Jurado Manzanilla pasada de Sanlúcar 1/80

Lustau Almacenista Manuel Cuevas Jurado Amontillado de Sanlúcar 1/21

José Luis González Obregón: José Luis empezó a elaborar vino en 1959 como afición, tras jubilarse de su trabajo como capataz general de una bodega exportadora de Jerez.

Lustau Almacenista José Luis González Obregón Fino del Puerto 1/143

Lustau Almacenista José Luis Gonzalez Obregón Amontillado del Puerto 1/10

Lustau Almacenista José Luis González Obregón Oloroso del Puerto 1/110

Juan García Jarana: La bodega de García-Jarana, conocida como «El Aljibe», es un sitio curioso, encantador y pintoresco. El Lustau Almacenista Oloroso Pata de Gallina 1/38 se envejece en una solera en Jerez, propiedad de Juan García-Jarana, cuya bodega se sitúa en el barrio de Santiago. Los jereces de García-Jarana están muy reconocidos por su calidad, e incluyen pequeñas soleras de fino, oloroso, amontillado y pedro ximénez. Lustau seleccionó el Oloroso Pata de Gallina en 1989. Desde entonces, se ha convertido en uno de los vinos más populares de la gama Almacenista.

Lustau Almacenista Juan García Jarana Oloroso Pata de Gallina 1/38

Cayetano del Pino y Compañía: La bodega fue fundada por don Cayetano del Pino y Vázquez en 1886 y durante mucho tiempo se dedicó a la exportación de vinos. Tras años de declive en su negocio, a finales de los 1970, Cayetano del Pino y Cía. decidieron convertirse en almacenista. Hoy en día, con 1050 barricas, la bodega sigue perteneciendo a la familia y continúa produciendo sus aclamados amontillados y palos cortados.

Lustau Almacenista Cayetano del Pino y Cía. Palo Cortado de Jerez 1/22

Antonio Caballero y Sobrinos: A finales del siglo XIX, Antonio creó unas pocas soleras que mantuvo con dedicación durante más de dos décadas para su consumo privado. Sus sobrinos lo relevaron en el negocio cuando Antonio se jubiló y decidieron continuar con su legado como almacenistas. En los años 1960, los herederos de Antonio trasladaron las soleras más especiales a una localización única: el Castillo de San Marcos, un hito arquitectónico del centro histórico de El Puerto de Santa María.

Lustau Almacenista Antonio Caballero y Sobrinos Amontillado del Castillo 1/38

EVOLUCIÓN DE LUSTAU DE ALMACENISTA A BODEGA DE EXPORTACIÓN

Para comprender la relevancia de estas ocho etiquetas dentro de la amplia colección de vinos comercializados actualmente por Lustau, debemos remontarnos a los orígenes de la compañía. Lustau se fundó en 1896 precisamente como productor almacenista. José Ruiz-Berdejo, secretario del Tribunal de Justicia local, comenzó a cultivar vides en la finca de su familia, llamada Nuestra Señora de la Esperanza, durante su tiempo libre. En estos comienzos a pequeña escala, elaboró cantidades ínfimas de vino que luego se vendían a productores de mayor tamaño. En 1931, su hija, María Ruiz-Berdejo Alberti, compró una  pequeña bodega cerca del centro de Jerez de la Frontera y trasladó todas las soleras que ya existían hasta allí, ganando notoriedad y visibilidad. En los 40, el marido de María, Emilio Lustau Ortega, volvió a mover la bodega al viejo barrio de Santiago, en Jerez de la Frontera. Allí, en edificios que habían formado parte de la antigua muralla árabe de la ciudad, empezó a expandir lentamente el negocio, todavía como almacenista. Pero en 1945, Emilio Lustau abandonó ese papel mediante la introducción constante de sus propias marcas: Papirusa, Jarana, Escuadrilla, Emperatriz Eugenia y Cinta de Oro, entre otras. En 1950, la compañía empezó a exportar sus propios vinos de Jerez. Tras 125 años, su historia ha sido escrita por los muchos capataces cuyo trabajo, experiencia y pasión hicieron crecer a la compañía, sin romper ese vínculo con la filosofía de los almacenistas que José, María y Emilio tanto practicaron y que todavía impera en la casa, ofreciendo al mundo la inigualable diversidad de vinos excepcionales, de gran calidad, elaborados en Jerez. Deseamos que la gama Lustau Almacenista sea un humilde homenaje no solo a los sencillos orígenes de la bodega, sino también a aquellos héroes anónimos que, motivados por el amor que sentían por su arte, han contibuido a los tesoros de la región desde entonces.